Cómo conducir en condiciones de lluvia. Autoescuela Cavia-Zaragoza

por | Mar 10, 2013

Todos sabemos que la conducción bajo los efectos de la lluvia implica aumentar la concentración para evitar posibles imprevistos, lo que consecuentemente conlleva un aumento de la fatiga.

A continuación vamos a tratar varios aspectos que aumentaran nuestra seguridad y la de otros vehículos en calzadas mojadas.

Antes de comenzar cualquier viaje es necesario comprobar el estado de los neumáticos de nuestro vehículo, como presión y profundidad de la banda de rodadura, importante en seco pero que en conducciones meteorológicas adversas todavía lo es más, como veremos más adelante.

¿Qué debo hacer si voy conduciendo y llueve?

Se debe tener especial atención con las primeras lluvias, ya que junto con los sedimentos de la carretera y el aceite que pueda existir en el asfalto seco hace que se forme una pátina resbaladiza muy peligrosa. Durante la primera hora de lluvia deberemos tomar las debidas precauciones para evitar perder el control del vehículo, disminuyendo la velocidad para evitar los derrapes. Al disminuir la velocidad la banda de rodadura consigue un mayor contacto con la vía, redundando en una mejor tracción sobre el asfalto.

En el caso de un derrapaje no se debe frenar con fuerza. Si el vehículo dispone del sistema ABS (antibloqueo de frenos) no deberemos bombear los frenos. La forma de actuar es pisando el pedal con firmeza y con regularidad, dirigiendo el coche en la dirección hacia la que se está derrapando.

Evitaremos frenar lo mínimo posible, lo que conseguiremos aumentando la distancia de seguridad (en carretera mojada tardaremos el triple de tiempo en frenar que en asfalto seco) y en la medida de lo posible seguir la huella del vehículo que nos precede nos ayudara a reaccionar ante cualquier imprevisto.

Un aspecto fundamental es el funcionamiento correcto de todo el sistema de alumbrado, importante ya no solo para nuestra propia visibilidad de la vía, sino para que los demás conductores nos vean. Si las circunstancias lo requieren y el vehículo que conducimos dispone de luces antiniebla traseras, deberemos encenderlas si la lluvia es muy intensa.

Anteriormente comentabamos la importancia de la profundidad de la banda de rodadura de los neumáticos y la correcta presión de los mismos. Cuando los neumáticos son incapaces de evacuar todo el agua entre la rueda y el suelo, se forma una película a presión que hace que el coche se levante y derrape sobre una fina capa de agua, el fenómeno llamado aquaplaning tan temido por los conductores. Las posibilidades de que se produzca son directamente proporcionales a la cantidad de agua, al desgaste de los neumáticos, la presión de las ruedas, y sobre todo a la velocidad a la que se circula, por lo que deberemos tomar las debidas precauciones para evitarlo.

Si este se llegara a producir lo más contraproducente es tocar el freno, deberemos mantener la calma y sujetar el volante, levantando el pie del acelerador e intentando seguir la trayectoria, sin realizar giros bruscos, hasta que las ruedas estén preparadas para seguir por la trayectoria adecuada.

Cuando la lluvia sea extrema y las condiciones de visibilidad así lo requieran, deberemos tomar la decisión de parar el vehículo en un área de servicio o zonas habilitadas, y si fuera necesario hacerlo en el arcén, lo más apartado que se pueda de la calzada, manteniendo las luces encendidas, además de conectar las luces de emergencia como aviso a otros conductores.

Otro aspecto a tener en cuenta en condiciones de mojado es el secado de las pastillas de los frenos, para ello presionaremos el pedal de frenado ligeramente.

No debemos olvidar como ya hemos comentado que la conducción en condiciones de lluvia aumenta la fatiga por lo que deberemos descansar cada 2 horas o 200 kilometros.

Autoescuela Cavia

Zaragoza

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